Hay estrellas regadas en la calle, hubieras visto
se cayeron anoche, liberadas de ataduras teóricas
en fuga tintineante, burbujeante y nebulosa mente brillante
ahora están enquistadas como rocío en el pasto
formaron charcos áureos y ríos de fuego azul
se me ocurrió que podrías recogerlas
ante descomunal fatalismo accidentado
pensé, podríamos amarnos juntos
acurrucarnos en un búnker y resistir las distancias
y que el cosmos se olvide de sí mismo
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