viernes, 18 de octubre de 2013

Necrofilia

Escribo en el panteón, pretencioso a más, lo sé, sólo es por el silencio. Aunque incluso ahí no es fácil encontrar paz. Todos los días hay entierros y pueden llegar a ser bastante ruidosos, mariachis, el amante y su guitarra, la canción en la grabadora, una vez los concurrentes cantaron el himno nacional, no parecían militares. Los observo de lejos, cuando me parecen interesantes me pierdo entre los enlutados; los punks berreaban, no comprendían.

Pero no, divago. Si hay ruido me voy a otro jardín. En el jardín de los recuerdos están enterrados mis tres abuelos. Dejé tres flores, la amarilla flotaba, escribí una carta y una nota. Arriba en la colina arden carbones, tortillas y carne de vaca, la familia parece muy unida. Yo también voy de luto, se me da fácil. A donde vayas haz lo que ves, dicen. En los panteones nadie te pregunta nada. Salvo los agentes funerarios. Son insoportables.

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